En toda relación se producen momentos de malestar y tensiones en los que los lazos de afección pueden empezar a disolverse. Es en estos momentos cuando peligra verdaderamente el vínculo entre dos personas y, según cómo se gestione dicho momento de crisis, la relación podrá seguir a delante o romperse definitivamente.
Llegados a este punto, no son muchos los que son capaces de ver una solución por cuenta propia, hablar los problemas, comunicarse entre sí y salvar el escollo. Así, para la mayoría de las personas esto no es tan fácil y suelen necesitar la ayuda de terceros si quieren mantener la relación, por lo que la solución más viable es acudir a terapia de parejas.
Normalmente, los casos más comunes son provocados por problemas de comunicación, cuando no se dicen las cosas en su momento, o se dicen de manera hiriente para alguna de las dos partes. Salvar este tipo de problemas también ayuda a conocerse mejor, tanto al otro como a uno mismo, y perder obstáculos como el rencor y la soberbia, que son causantes de muchos de estos problemas.